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Sobre la comunización. Contribución a un debate.

Ver: Acerca de la comunización

En la sección “Afilando las palabras” de Comunismo Difuso Nº 1, se incluyeron 4 conceptos: Comunismo, Comunización, Proletariado y Sabotaje. Este esfuerzo pretende entregar definiciones breves y contundentes respecto a conceptos centrales de la teoría comunista, muchos de ellos brutalmente maltratados a lo largo de los tiempos, al punto que resulta casi imposible usarlos en el “buen sentido” que reivindicamos (un solo ejemplo: no me alcanzan los dedos de una mano para anotar las veces que en los medios libertarios se sigue llamando “comunistas” a los militantes del estalinismo renovado del autodenominado “P.C. de Ch.” y “comunismo” a lo que hay en China).[print_link]

Uno de esos conceptos, “Comunización”, fue entrecomillado porque no fue elaborado por nosotros, sino que traducido de un texto de un tal John Cunningham subido a www. libcom.org, incluyendo una cita final muy breve de Gilles Dauvé que destacamos en un recuadro y que completamos un poco en base a la versión de “Declive y resurgimiento de la perspectiva comunista” de Ediciones Espartaco Internacional.

En el primer párrafo Cunningham parte hablando del sentido dado al término hoy en día por sectores tales como el Comité Invisible, que apuntan sobre todo a un uso del concepto que enfatiza la posibilidad/necesidad de crear y potenciar desde ya expresiones comunistas que apunten a “destruir toda dependencia económica y toda dominación política” (CI). Cunningham traduce esto definiendo la comunización como “producción de formas colectivas de subjetividad radical”, a partir de la cual se trataría de llegar a una “ruptura insurreccional”.

En el segundo párrafo, el autor señala que con esta forma de plantear la cosa se corre el riesgo de “oscurecer la especificidad de “comunización” en tanto concepto y forma de praxis que, como ha señalado Endnotes, emergió dentro del medio ultra izquierdista post-68 y más tarde en el anarquismo insurrecionalista a través de Alfredo Bonnano”. Y de la frase final brota el tercer párrafo:

Una definición mínima de comunización podría ser, como la formularon Dauvé y Francois Martin en 1972, la siguiente:

“el comunismo no es un conjunto de medidas para poner en práctica después de la toma del poder….Todos los movimientos pasados fueron capaces de llevar la sociedad a una pausa y esperar que algo surja de esta parálisis universal. La comunización, por el contrario, circulará bienes prescindiendo del dinero, abrirá las puertas que aíslan a las fabricas de su entorno, cerrará las fábricas en las que el proceso de trabajo sea demasiado alienante como para poder mejorarse, eliminará la escuela entendida como centro especializado para adolescentes en el que se disocia la teoría de la praxis, derribará los muros que obligan a las personas a vivir encerradas con la familia en celdas de tres habitaciones; en resumen, tenderá a eliminar todas las separaciones…” (Lo marcado en negrita corresponde a lo que agregamos nosotros a la cita excesivamente breve hecha por el autor).

Esta cita fue escogida porque nos parece que en forma breve y sintética introduce a los lectores en los posibles usos de un término que es reivindicado por varias tendencias comunistas, y respecto al cual hay diferencias que han estado siendo discutidas en los años recientes. Algunos de los textos principales de esta discusión fueron reunidos por Hommodolars: el “Llamamiento” de Tiqqun, la respuesta de Troploin, y la del Grupo Comunista Internacionalista. Resulta evidente que en tres párrafos este fragmento utilizado como “definición” es meramente introductorio, una invitación a profundizar en la misma.

Criticando el carácter confuso y deficiente de la definición de Cunningham, un compa que firma como C. dice que “llamar “comunización” al establecimiento de comunas autogestionadas, a la “producción de subjetividades” o a las acciones realizadas por los insurreccionalistas, es una increíble regresión teórica y práctica”, que implica “volver a una concepción donde el comunismo aparece como un proceso de transformación gradual, expresado en la acumulación de experiencias autónomas, localizadas y parciales; y no como producto de una transformación revolucionaria y violenta de la sociedad”. Por el contrario, el concepto tal cual fue aportado por grupos comunistas europeos de los 70 (La Guerra Social, Invariancia, Movimiento Comunista…) consistiría en una descripción de “la próxima revolución proletaria: un proceso en que serían subvertidas las relaciones de producción capitalistas, imponiéndose en su lugar la comunización inmediata de los medios de vida de la sociedad”. Este proceso sería violento y repentino, no gradual, tal como las insurrecciones proletarias desde 1848 en adelante.

En conclusión, C. señala que en la definición de “Afilando las palabras” este concepto estaría siendo recuperado por el “reformismo anticomunista” de raíz socialdemócrata, constituyendo un ejemplo de banalización de la teoría comunista por parte del posmodernismo.

Este tipo de crítica ya se había hecho sentir. Así, por ejemplo, mostrando una diferencia con Tiqqun/Comité Invisible más profunda que la que se había visto en los debates aludidos más arriba (1), cuando el sitio “Comunización (materiales para una concepción integral del movimiento comunista)” difundió la respuesta del GCI al dicho Llamamiento, identificó en su presentación lo que consideraba su rasgo distintivo: haber “creído descubrir en el término “comunización” una fórmula mágica para exorcizar su propia falta de perspectivas, permitiéndose rebautizar con una expresión novedosa su viejo activismo izquierdista de siempre”. Por su parte, cabe destacar que si bien se felicita al GCI por “haber hecho crítica precisa y contundente” de dicho llamamiento y dicho sector -que, como se señala, “ha tenido una difusión apreciable, influyendo por lo visto sobre activistas libertarios, insurreccionalistas y militantes de un cierto comunismo confuso”-, agregan que, en todo caso, su visión no estaría “exenta de una suposición apresurada respecto al sentido del término “comunización”” (2).

Es obvio entonces que hay discusiones y discrepancias profundas en torno a este tema, que es necesario conocer y seguir desarrollando desde la teoría comunista. A eso apuntábamos precisamente al incluir dicho extracto, que si bien parte por aludir a la “versión Tiqqun”, de inmediato aclara que en ese uso hay diferencias con la versión originalmente formulada sobre todo por Gilles Dauvé. Por lo mismo, el tercer y último párrafo consiste precisamente en una cita de su ya clásico “Declive y resurgimiento de la perspectiva comunista”, texto a partir del cual hemos entrado en contacto con el término y que recomendamos como aporte teórico fundamental a la lucha de clases de nuestro tiempo (junto con otros textos como los que se ha preocupado de difundir el blog Comunización).

Es verdad que el principal mérito del concepto de comunización tal cual fuera usado y entendido en los 70 es que hace posible superar los límites de la “autogestión” en tanto ésta perfectamente puede coexistir con el capitalismo e incluso ser utilizada por éste dentro de una de las posibles formas de gestionar la economía autonomizada, el sistema productor de mercancías. En eso consiste precisamente el aporte de la síntesis realizada por Dauvé/Troploin entre el comunismo de consejos, con su énfasis en el aspecto de la “auto-actividad” de los proletarios (la “forma), y la izquierda italiana, que enfatiza el “contenido” de la revolución comunista (ver la respuesta Nº 10 en “El enfoque general”). Así, el sentido fuerte e integral del concepto de comunización es el que lo identifica con el contenido de la revolución futura, el que elimina definitivamente la idea de una fase de “transición”: “Hablar de comunización es afirmar que la futura revolución no tendrá ningún sentido emancipador ni posibilidad de éxito a menos que despliegue desde sus comienzos una transformación comunista en todos los planos” (“Comunización: una “llamada” y una “invitación”, Troploin 2004). No vemos una contradicción entre la revolución comunista así entendida y una afirmación del Llamamiento como la que sigue: “La práctica del comunismo, tal como la vivimos, la llamamos el Partido. Cuando alcanzamos un nivel superior de comunización decimos que construimos el Partido. Sin duda otros, que todavía no conocemos, están también construyendo el Partido, en otra parte. Esta llamada va dirigida a ellos”.

Con todo, sin necesidad de suscribir las tesis de Tiqqun/Comité Invisible en “La insurrección que viene”, a las que alude Cunningham y que C. tilda de “minimalismo” (conocemos mucho mejor su “Llamamiento” y el debate posterior que generó), creemos que al establecer una dicotomía rígida y estática entre las tendencias al comunismo y la comunización que existen desde ya -cuando el proletariado “manifiesta su existencia en actos”- y la revolución comunista que destruirá el Estado y las relaciones sociales capitalistas mediante una ruptura insurreccional se pierde de vista algo que el mismo Dauvé (y antes de él, Marx) han señalado: en tanto movimiento, el comunismo “no es sólo un sistema social, un modo de producción que nacerá en el futuro a partir de la revolución comunista” (Dauvé, capitalismo y comunismo). Hay un sentido en que el comunismo “existe desde ahora, no como modo de producción, sino que como tendencia surgida de necesidades reales”. El comunismo es una prolongación de tales necesidades que “se manifiestan desde hoy pero que no llegan a buen término ni encuentran su verdadera satisfacción porque la situación actual lo impide”. Pero si bien “no puede haber un islote comunista en la sociedad capitalista”, la revolución comunista “no es más que una prolongación, la superación también, de los movimientos sociales actuales”. Todo ese conjunto de prácticas, gestos y actitudes comunistas que “no sólo expresan un rechazo global del mundo actual, sino sobre todo un esfuerzo para, a partir de él, construir otro” (id.), pueden ser consideradas tendencias a la comunización que existen desde ya en el seno de la realidad en que vivimos.

Con todo, sabemos muy bien que esas expresiones encuentran siempre un límite, y sólo una insurrección victoriosa en la destrucción del viejo mundo hace que empecemos a vivir el comunismo. Es lo que entendemos que C. destaca, y que tan bien ha expresado el GCI cuando respondiendo a Tiqqun dice: “Nosotros afirmamos tajantemente que nuestra humanidad se expresa ya en la comunidad de lucha actual, pero también insistimos en que esta lucha sigue siendo una mediación (la última mediación tendiente a la supresión definitiva de toda sociedad de clases). En consecuencia, denunciamos la ilusión de lograr una comunidad humana al interior de la comunidad de lucha proletaria, bajo el dominio del capital, a fortiori, mediante la creación de « islotes comunitarios””.

Una concepción “integral” del comunismo debe hacerse cargo de esta comprensión dialéctica del mismo: en tanto se expresa aquí y ahora, y como la futura comunidad humana (a eso apuntamos en la entrada correspondiente al comunismo en “Afilando las palabras”). De lo contrario, para citar por última vez a Dauvé, estamos planteando en un “terreno falso”: si en un extremo de esa polaridad tenemos la caída en la ilusión reformista autogestionaria, en el otro estarían los que dicen que “hay ruptura: se hace la revolución, después se hace el comunismo” (Dauvé, Capitalismo y comunismo). Eso parece ocurrir cuando al aislar un concepto que surge desde la práctica para quedarse exclusivamente con la dimensión futura del comunismo se termina acusando de “coexistencia pacífica” con el capitalismo a cualquier sector que apunta a potenciar desde ya las tendencias que apuntan en la dirección de la negación global de las relaciones sociales capitalistas y jerárquicas. Al final del día, a conceptos como éste es solo el movimiento el que puede darles un sentido verdadero.

En el entendido de que los comunistas, tal como se señala al final del Manifiesto de 1847, quieren derrocar por la violencia la totalidad del orden social existente, no creemos que haya comunistas que le hagan el quite al problema de la revolución, de la necesidad de destruir el Estado, de interrumpir y demoler el funcionamiento de este orden social. Ningún comunista cree que se pueda cambiar el mundo sin destruir el poder.

No tendemos a sospechar que otros compañeros en el fondo sean “socialdemócratas disfrazados”, por más que su crítica sea todavía fragmentaria o que su lenguaje pueda expresarse de momento en términos que nos parecen ajenos (como parece ser el caso de cierta influencia autonomista/posmoderna en Tiqqun/Comité Invisible, por ejemplo, al hablar reiteradamente de la categoría “Imperio”; lo de “producción de subjetividades” no nos espanta tanto, pues puede comprenderse como “inversión de perspectiva” y “conciencia de clase”), y por eso mismo apostamos por la discusión fraterna entre comunistas, aunque las diferencias a veces sean grandes e impidan –al menos de momento- trabajar juntos.

Por su parte, las diferencias de Troploin con los autores del Llamado apuntan a las limitaciones de teorizar aspectos parciales de la comunización, necesarios pero insuficientes para una revolución: “Comunizar es experimentar otros relaciones, otras maneras de vivir, en todos los planos. Pero es también, obligatoriamente, algo más y algo distinto que extender al máximo los márgenes de autonomía que esta sociedad permite”. No cabe duda de eso, la teoría crítica para ser revolucionaria debe ser total, y por lo mismo estimamos que resulta de gran utilidad seguir criticando los mitos libertarios tales como el de la “autogestión” -entendida de forma separada, “ideológica”, y no como aspecto formal de la revolución, perfectamente recuperable en tanto tal, por las fuerzas enemigas-.

En síntesis, podríamos decir que si bien la revolución es mucho más que la suma de esos esfuerzos provisionales y parciales, los incluye a todos en un movimiento de superación/supresión general (¿se entiende mejor si se le llama “liquidación social”?). En la medida que los distintos momentos de comunismo en actos intenten con todas sus fuerzas desembocar en la revolución comunista integral, creemos que es necesario profundizar en estos debates, tratando al mismo tiempo de evitar y/o superar falsas dicotomías y falsos conflictos.

*******

Notas:

(1) (1) El GCI, pese a efectuar una profunda crítica del “Llamamiento”, considera a sus redactores como “expresión del proletariado constituido en partido”, y lo responde por “la necesidad de dar vida a nuestra comunidad crítica”. Eso no impide que se hagan duras críticas tanto a la perspectiva general planteada en el documento, como a los usos del concepto: “El término « comunización » está muy de moda en los últimos años, y sale hasta en la sopa. Más allá de las palabras y fórmulas, lo que importa es siempre saber de qué se está hablando. En otra parte hemos criticado otra idea de esta « comunización », que sus teóricos sitúan, en lo que a ellos concierne, en plena “insurrección”… sin dictadura (y por tanto, sin una fuerza organizada en partido) del proletariado, según un viejo reciclaje de conceptos socialdemócratas ofrecido por los pensadores del club Théorie Communiste y más tarde promocionado a través del foro Meeting”. Sobre sus concesiones al posmodernismo esotérico, “pese a las profesiones de fe anti-Negri”: “Uso del término « comunización » para describir el proceso por el cual llegamos a « vivir el comunismo » en los espacios creados por los « revolucionarios », es decir aquellos que « se han separado » del sistema. Todo ello acompañado de expresiones esotéricas de esta calaña: « por comunismo, entendemos una disciplina de la atención ». O bien: « el Partido podría ser tan sólo esto: la constitución en fuerza de una sensibilidad. El despliegue de un archipiélago de mundos ».

(2) (2) Teniendo en cuenta que, aparentemente, nadie entiende muy bien este término, aparte de quienes han seguido atentamente el desarrollo de núcleos comunistas de los 70 en los que participaba Dauvé y otros compañeros y publicaciones de la época, ha aparecido una entrada bastante precisa en wikipedia (clikear)
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  1. C.
    14/04/2010 à 18:26 | #1

    Esta nota ha sido respondida ya por los compañeros aludidos. La respuesta está en: http://www.hommodolars.org/web/spip.php?article3109
    Saludos
    http://www.comunizacion.klinamen.org

  2. Patlotch
    17/04/2010 à 14:49 | #2

    Le texte de John Cunningham sur libcom.org, auquel il est fait référence est là

    Invisible Politics – An Introduction to Contemporary Communisation – John Cunningham, 2009 october 17 octobre (another octobre 17)

    http://libcom.org/library/invisible-politics-introduction-contemporary-communisation-john-cunningham

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